En la Argentina se producen, por año, algo más de 20.000.000 de litros de fernet. Las estadísticas, a su vez, indican que los cordobeses se bajan una de cada tres botellas colocadas en el mercado. Y le meten cola para endulzar su pureza. Ayer, en la Docta, tierra del popular trago, Lanús aprovechó el envite y levantó el trofeo que regalaba el triangular. No dio para emborracharse. Pero de cara a un Clausura y a una Libertadores que lo miran con cariño, refrescar gargantas sedientas con fernet copa fue una bendición. O una profecía...
El Grana marcó territorio desde el vamos. Le recalcó la diferencia de categoría a la T. Y no sólo por el 1-0 a los 7' (Sand, de penal, tras agarrón de Lussenhoff a Hoyos). Si Cobelli igualó con un toquecito sutil fue porque Lanús empezó a regular el trámite. Ordenado al defender, macizo al atacar. Aunque sin perder la clase. Valeri, con la 10, fue el ejemplo. Corrió 40 metros con la pelota y rompió el palo por intentar colgarla en un ángulo... Chances le sobraron a los de Zubeldía. Pero la sana manía por buscar la excelencia emparejó la noche. Tuvo que llegar otro penal (la mano de Taborda detuvo un tiro libre de Pelusa) para que Sand, con otro tirito al medio, disipara cualquier sorpresa. La circulación de la bocha (y la rotación de nombres) terminó de encender, a pura protesta, a un Talleres que pelea por mantenerse en la BN. Tanto que, mientras Lanús se relajaba en la búsqueda estética del tercer gol, ya con un 3-4-3 (acierto de Juan Amador Sánchez), Lussenhoff metió el dedo en la llaga granate (la pelota parada) y la empujó en el área chica: 2-2. Un gol mal anulado a Balvorín no hizo a la cosa. En Córdoba, Lanús celebró con fernet copa. Salud.
cordoba (corresponsal).
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