sábado, 11 de abril de 2009

Tocó y sonó

¿Equipo que gana no se toca? El Grana cambió y dos errores defensivos, le costaron un partido parejo que incluso pudo haber empatado de no haber sido por la buena actuación de Torrico. 1-2 en La Paternal, mucha actitud pero poco futbol

Al amigo Horacio Cardieri, un fiel seguidor de nuestra columna

Hablando con un gran amigo editorialista de este mismo sitio, alguna vez llegamos a la conclusión que solo se pueden perder 3 partidos si se quiere coronarse en lo más alto de las posiciones al final de un certamen. Nada loco lo nuestro, simplemente estadística consumada: el único que perdió 4 y fue campeón, fue Boca en el triangular ultimo que pareció más a un arrebato de punguista que a una coronación a lo campeón.
Pero más allá de esta introducción, lo que nos atañe a esta columna es nuestro querido Granate, que tuvo una noche de viernes santo más para homenajear a la causa católica que de ratificación de esos momentos de buen fútbol que mostró ante Independiente.
Lanús jugó mal, quizás por el planteo de Argentinos, quizás también por las dimensiones de la cancha. No hay excusas: van los 19 equipos a jugar a Juan Agustín García y Boyacá, pero un estilo de juego como el que intenta llevar a cabo el equipo de Zubeldía, se complica con dimensiones reducidas. Los hinchas del Bicho lo saben más que nadie: sus horas más gloriosas las vivieron jugando en campos más grandes, en épocas en la que el estadio no estaba desarmado como para no utilizarse. Labruna, un hacedor del Gran Argentinos de los 80’s, fue quien sugirió mudarse a un campo de juego con medidas más favorable para un juego como el que el Bicho supo deleitar a la platea futbolera hace más de 20 años.
Lo cierto es que además de las dificultades propias que acarreaba el encuentro, los cambios de piezas en defensa, no parecieron dar los mejores resultados. Es cierto, hablamos con el diario del sábado, pero cambiar dos jugadores de cuatro, en una sola línea, es un tanto ambicioso y si se quiere, peligroso, teniendo en cuenta de que se trata de la ultima, aquella encargada de darle seguridad al equipo. Y dos errores puntuales en defensa, uno, a esta altura, harto molesto por la cantidad de veces que se repite a lo largo de la temporada y el otro, un error individual que terminó costando todo, hacen que estas pascuas, sean más de pasarlas con la spika al oído esperando un guiño de otras canchas, antes de hacerlo con la tranquilidad de que la punta, queda en manos granates exclusivamente.
Es llamativa la cantidad de veces que le convierten de cabeza a Lanús, después de un córner, centro, tiro libre al área o mejor dicho, cualquier pelota aérea de jugada detenida (y a veces no). Se me viene Tigre, Rosario Central, Huracán y seguramente algún otro también me olvido. El Grana muestra su talón de Aquiles a la hora de defender esas pelotas de laboratorio que terminan encontrando siempre a un jugador rival en posición inmejorable para que defina y obligando a Lanús, a remar contra la corriente o a volver a ponerse en ventaja en caso de que la cosa este parda.
Ayer, a falta de fútbol para remarla, Lanús apeló a la actitud. Es más que rescatable, aun así en la derrota, porque el paradigma en lo que a juego se refiere dice que en caso de que escasee la técnica, las ganas, la actitud bien entendida, el ir al frente, suple en cierto modo, la falta de juego. Y Lanús fue, llenando el área de centros, a los ponchazos y sobre la hora, cuando no había llegado ni una sola vez pero si se quiere, justificado con un dominio de 20 minutos a costa de lo previamente citado, llegó el empate de Lagos.
En el segundo tiempo, parecía que la premisa era la misma y que el Granate iba por más. Pero un error a la hora de despejar de Quintana (que no jugaba de titular desde hace casi una rueda), termino siendo capitalizado por Hauche. Lanús siguió en la misma, Argentinos se aferró mucho más a la ventaja y a la posibilidad de ganar su primer partido en el certamen y la falta de espacio que se da naturalmente, se fue acentuando por la postura defensiva de los locales. En definitiva, si llegaba, parecía ser más producto de capitalizar un pelotazo que de otra cosa.
El Grana tuvo dos clarísimas, una después de un pelotazo habilitación a Salvio, que Torrico paró de excelente manera y otra gran atajada del portero mens sana al también ingresado Menéndez, cuando definió desde la medialuna como un verdadero especialista, de cachetada, buscando ángulo y el ya merecido empate para Lanús.
Lanús perdió, no jugó bien, vendió cara la derrota si se quiere y si se busca algo positivo dentro de lo negativo de caer. Pudo haber empatado, pero justificando la posibilidad por una cuota más que loable de actitud, de ir a buscarlo como sea, que de buen juego y de todas esas cosas bonitas que los hinchas de Lanús nos enorgullecemos a la hora de hablar de nuestro equipo. El vaso vacío nos muestra de que quizás, haya sido un error cambiar el 50% de las piezas de una línea desde el inicio y que la falta de fútbol, puede hacerse sentir en dos jugadas puntuales, como pasó ayer. Esto, no implica que un jugador que salga, no pueda volver a entrar. Quizás de a poco, sea lo más aconsejable, o lo que más se estila en un deporte como el fútbol, en el cual, no son muchos los secretos que quedan en pie hoy en día.
Se viene un viaje a México en el cual, parece, solo parece, que lo más selecto del plantel, quedaría en casa. Pareciera ser lo más aconsejable. Poner todas las fichas en la lucha por el campeonato, la cual nos encuentra en la mitad de disputa del mismo y donde, como dijimos en el primer párrafo, los pasos en falso no pueden volver a darse. Solo si tomamos en cuenta, que perdiendo cuatro partidos, fue campeón un solo equipo y casi de casualidad. Felices Pascuas a la patria Granate, un abrazo grande para todos.

Por Gastón Cuccaro
Fuente: Lanus.com.ar

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