lunes, 16 de marzo de 2009

¡Firulete cósmico!

Con dos asistencias maradoneanas de Diego Lagos, Lanús venció a Colón por 2 a 1 con goles de Valeri y el juvenil Menéndez, descontando Rivarola para los amigos Sabaleros. El Granate conserva así el liderazgo absoluto del torneo pero, como dicen los programas de trasnoche... ¡Pare de Sufrir!!!

El primer tiempo dejó bastante que desear. Chato, aburrido, monótono, trabado. Así fueron los primeros 45 minutos. Líder y escolta no justificaban en el verde césped el por qué habían llegado a este partido en esta posición. Del lado Granate, Luis Zubeldía había dejado en el banquillo a Blanco y Sand, atendiendo a la ya consabida rotación, luego del encuentro del último miércoles y previo al del próximo martes, ambos ante Everton, siendo este último casi definitorio para las aspiraciones Granates en la Copa Libertadores.
Defensivamente, Lanús era un reloj. Con Graieb y Diego González a la cabeza, los 5 del fondo más el Pulpito no pasaban sobresalto alguno. Pero a partir de ahí, se le complicaba al equipo de Zubeldía. Valeri y Lagos eran la única esperanza ofensiva, ya que Salomón estaba errático, Nicolás Ramírez no lograba hilvanar una buena acción y Menéndez chocaba y chocaba sin lograr contener una pelota. Pero lo de Pelusa y Firulete llegaba en cuenta gotas, sin encontrar nunca algún otro socio para sumarse a algún avance ofensivo. Sólo una vez Lanús logró crear una buena jugada colectiva, en una maniobra en la que, luego de varios toques, Ramírez envió un centro que Menéndez se llevó por delante.
Del lado de Colón, menos aún. Algún que otro remate de media distancia, apostando al buen shoteo de varios de sus jugadores. Pero nunca lograron inquietar con seriedad al arco defendido por Bossio.
Para el segundo tiempo, Mohamed movería el banco, enviando a la cancha a Daley Mena, un morocho de piernas largas, rápido, movedizo, ágil, una mezcla de Oman Biyik y un vendedor keniata de alhajas de nuestra Av. 9 de Julio. En los primeros minutos de ese complemento, volcado sobre la derecha, el morocho en cuestión comenzó a ser una amenaza por su pique, su gambeta y su imprevisibilidad.
Pero la cuestión es que, aún sin Salvio, Blanco y Sand, Lanús, aún así, cuenta con jugadores que ganan partidos. Y esta vez, el determinante fue Lagos. En primer lugar, en una pared con Valeri. Taco, toque para Pelusa, devolución, desborde del marplatense, y centro atrás para que el 8 anote sólo con el arco vacío.
Dos minutos después, Menéndez roba una pelota, se la da a Lagos y va a buscar. Firulete avanza, elude al arquero y cuando podía definir, ante el cierre de un defensor, habilita a Menéndez, quien empuja a la red. Dos intervenciones del carilindo pusieron, en solo tres minutos, arriba a Lanús por dos goles. En la semana en la que tanto se habló de Maradona, Lagos hizo dos jugadas made in Diegote para poner al Granate con ventaja de dos. Sí, Firulete Cósmico.
El Granate se encontró entonces con una ventaja al menos excesiva. Tal vez podía decirse que merecía estar algún gol arriba, porque en el final de la primera parte había intentado meter a Colón contra su valla, pero dos goles era mucho. El partido estaba a pedir de Lanús, y aún cuando mucho faltaba por jugarse, la palabra Everton ya comenzaba a rondar en las cabezas de unos cuantos.
Sand y Fritzler por Lagos y Valeri fueron las modificaciones propuestas por el blondo DT Granate. La cosa venía para hacer palo y a la bolsa, pero Bossio se mandó una Chiquitada de las buenas (o mejor dicho, malas) al salir pésimamente en un centro. La pelota fue peinada en el medio del área luego del intento fallido del golero y empujada a la red tímidamente por Rivarola en el segundo poste.
A sufrir de nuevo entonces. Ya sin Valeri y Lagos en la cancha, sin ideólogos futbolísticos concretos dentro del rectángulo, Blanco ingresó por Ramírez, de muy floja actuación. El chiquitín número 10, que ojalá vaya a la selección pero todavía no, porque lo necesitamos y mucho, fue el sostén ofensivo. Con él y Sand, que en los 20 minutos que estuvo en cancha fue una amenaza constante, Lanús se las arregló para disponer de tres opciones de gol. La más clara, un tiro libre del correntino que se estrelló en el travesaño y que mereció mejor suerte, por la excelsa calidad del remate.
Pero ojo que hubo que sufrir también. Dos cosas por decir: por un lado, desde la macana de Bossio en adelante, solo un gol había de ventaja, y cada avance metía miedo. Varios centros llovieron en el área y, con la experiencia recién vivida, cada envío ameritaba una agarrada de pantalones. Pero también hay que mencionar que el Negro no dispuso de ninguna situación clara de gol, más allá de algún borbollón en el área. Entonces, sí, se sufrió, pero no porque Colón haya sido claro o porque dispuso de chances para convertir, sino más bien porque con un gol de diferencia siempre se sufre, más en estas instancias en donde se está jugando por la punta del torneo.
Lagos fue el mejor, porque fue determinante en esas dos jugadas exquisitas, que llenan el paladar, seguido de cerca por Diego González, de tremendo partido, incansable, un verdadero perro de presa en el mediocampo. Valeri mostró bastante de lo bueno que tiene, y en este encuentro, más los minutos disputados ante Everton, amaga seriamente con ir recuperando su verdadero nivel.
Lanús ganó, y ganó bien. Venció al escolta, que no es poco. La vorágine no dejará disfrutar demasiado, ya que el martes hay que enfrentar a Everton y obtener un triunfo de manera imperiosa. Trasladar a la Copa lo que se consigue en el torneo local parece ser hoy el desafío Granate. Pero, pero, pero... algunos ya pensamos en Huracán.

Por Maximiliano Asurey

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