viernes, 20 de marzo de 2009

La tela para cortar

Lanús apuntó todos sus cañones en la Copa Libertadores. Aún afrontando los partidos con lo mejor que tuvo en cada ocasión, está casi eliminado de la competición. Momento de reflexiones.

Luego de la derrota ante Everton en Cabrero y Guidi, la desazón invadió a la mayoría de los Granates. El discurso sobre la prioridad de la Copa Libertadores había generado ilusiones a granel en el corazón del hincha, sustentado también en el muy buen nivel futbolístico que venía sosteniendo el equipo de Luís Zubeldía tanto en el sprint final del último torneo como en el principio del actual. Receptor constante y cotidiano de elogios desde diversos sectores del periodismo, Lanús era, sobre todo puertas adentro, candidato para sortear el grupo 6 al tranco y arribar bastante lejos cuando lleguen las eliminaciones directas. Además, los competidores grupales no gozaban de gran reputación a nivel continental, a excepción de Chivas, ya que los equipos mexicanos resultan en general animadores de las Copas dado su gran poderío económico y la posibilidad de nutrirse de buenos jugadores de Sudamérica.
Pero nada comenzó bien. Un empate de local en un encuentro para nada bien jugado ante Chivas fue el primer semáforo en amarillo. Una igualdad que de todos modos fue festejada por su consecución agónica. Pero, en esto de viajar, ir y venir, no resulta positivo empatar de local. Luego, la derrota en Caracas luego de un primer tiempo en el que el Granate mereció irse victorioso, fue un golpe inesperado. A colación, otra igualdad, esta vez en Chile ante Everton. Un empate que hubiera servido si se hubiera ganado alguno de los partidos anteriores, pero que comenzó a complicar la clasificación. La derrota de local, enfrentando nuevamente a los chilenos, puso casi en jaque mate las aspiraciones de Lanús, dependiendo ya de obtener sendos triunfos en los dos partidos que le restan (incluyendo la visita a Chivas) y la ayuda de una combinación de resultados entre Caracas-Everton y Everton-Chivas donde, por ejemplo, el team chileno debería ganar ambos cotejos para posibilitarnos la clasificación. Complejo por donde se lo mire.
Ahora bien, este análisis puede resultar frío pero no debería despojárselo de las situaciones que se dieron a lo largo de la mini competición. Como citamos al comienzo, la prioridad fue la Copa, mirándose el campeonato local de reojo. Sin descuidarlo, el objetivo era sumar para asegurar la clasificación a la próxima Copa Sudamericana, mientras los cañones más gruesos apuntarían al certamen continental. Tal es así, que Luís Zubeldía guardó a varios titulares en la visita a Jujuy, y a unos cuantos (Blanco y Sand que no es poco) para el partido ante Colón. Mientras que para la Santander siempre puso en cancha lo mejor que tuvo sin dar descanso alguno (solo preservó a Viera, con inconvenientes físicos, en la visita a Chile). Aún así, la paradoja marca que el equipo se encuentra situado en la cima del Clausura, aventajando por 3 puntos a sus seguidores, mientras la Copa lo encuentra con un pie y el talón y la planta del otro afuera.
Entonces, no se menospreció la Copa. El torneo continental quiso ganarse. Se privilegió, se priorizó si se quiere. Pero a veces las cosas no salen. Cuesta ilustrarlo. Porque cual sería la explicación del éxito in y el fracaso out, cuando los jugadores son los mismos, el equipo y el cuerpo técnico también, y más aún, se puso lo mejor en la Santander. Además, el nivel de los rivales fue, hasta aquí, inferior en la Copa. Everton y Caracas son sin lugar a dudas menos que Gimnasia, Newell´s y Colón, y Chivas es menos que Boca. Entonces, del lado de la lógica cuesta a que atribuir los resultados dispares.
Los motivos habrá que buscarlos, tal vez, en la impericia futbolística. La pifia de Viera en el gol de Chivas, el gol que erró Cano en el área chica ante Caracas, los muchos que perdió el ídolo Pepe Sand ante Everton, alguna macana, alguna desatención, algún mal retroceso, algún cambio inoportuno… Cosas que pasan en el fútbol, sobre todo que pueden vociferarse con el diario del lunes (o del miércoles, del jueves o viernes), pero que por supuesto nos encontrarán a todos lejos de crucificar a alguien. Debemos entender que no siempre vamos a ganar, así como exigimos que siempre se de todo para ganar, como creemos que se hizo, se hace y se seguirá haciendo.
Mucho se habla y se escribe sobre que “jugar la copa es otra cosa” o “la Copa se juega de otra manera”… ¿De qué manera se juega? ¿Se juega con otra táctica, con otra estrategia, con otra camiseta? ¿Habrá que apedrear los micros visitantes, amedrentar árbitros, escupir rivales, sobornar jueces de línea?. No. No será ese el camino jamás. No es el camino de Lanús. Todo nos ha costado mucho sacrificio, pero todo lo hemos logrado por la calle limpia. Tal vez es más largo y más difícil, pero más digno y más reconfortante. Posiblemente, podría pedirse algo más de convocatoria. Aunque, de todos modos, no es nada despreciable la gente que acompaña al Granate, que rondan las 20 mil personas de promedio. Y sí, sin dudas, las canciones deben hervir la sangre y no ser una constante apología de la droga o un autobombo de la barra. Vamos a ver a Lanús o a “fumarnos un porro re-loco”, “Mucha pasta, marihuana y mucho alcohol”… ¿Alguien podrá decirnos a quien puede alentar eso?.
Algunos dicen por allí, que es mejor quedar afuera de la Copa porque “ahora sí, vamos a ganar el torneo local”. Como si fuera fácil. Cierto es que afrontando solo el Clausura dispondremos de mejores posibilidades, menos lesiones, un desgaste inferior. Pero no es una situación dominó, no se pierde la Copa y se gana el Clausura así porque sí. De hecho, hay varios actores que lamentan mucho esta situación. En primer lugar, la tesorería del Club, que pierde una millonada si el equipo no avanza de ronda. En segundo lugar, los jugadores y el cuerpo técnico, sobre todo aquellos players habitualmente no titulares, quienes encontraban con esta situación la posibilidad de mostrarse en algunos partidos. ¿Cuáles serán ahora las chances de Menéndez, de Cano, de Lugo, de Zaninovic? Si hasta Valeri deberá hacerse un lugar en el once titular, con el cuarteto Salvio, Blanco, Lagos y Sand. Por último, los hinchas; aunque no queremos entrar en la demagogia barata. Los hinchas perdemos, mucho, y sabemos por qué. El presente nos encuentra líderes del Clausura, y con un partido ante Huracán por delante, el domingo en el Ducó. El equipo de Zubeldía mostrará como recibió el impacto anímico de la situación copera, con el condimento de la ausencia de Blanco. El bajón post Everton es natural, pero la sed de revancha irá en aumento en cuanto se vayan consumiendo las horas que nos acerquen al cotejo ante los Quemeros. Lanús sigue siendo el mejor, muchachos. No somos menos que el martes porque hayamos tenido un mal partido, o hayamos perdido mil goles. La vuelta de página es irremediable, y acá no se está velando a nadie. Primeros, mierda, estamos primeros. Arriba el ánimo, y a copar, y a ganar, en el Ducó. Que queda mucho camino por recorrer.

Por Maximiliano Asurey

Fuente: Lanus.com.ar

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