domingo, 8 de marzo de 2009

Alto Hándicap

Lanús venció a Newell´s por 2 a 1 con goles de Fritzler y Sand y se ubicó como único líder. A pesar de cometer un grave error en el gol de la Lepra y de dilapidar uno a favor IN-CRE-I-BLE, al Granate le alcanzó con su jerarquía y su oportunismo para ganar.

Un comienzo de partido que para que te cuento. Los 20.000 granates se refregaban los ojos al ver tanto contratiempo en el inicio. A los 3´ minutos Salomón toma una pelota entre la medialuna del área propia y el círculo central, y se pega una siesta digna de un santiagueño en pleno Enero. La cuestión es que le birlan el balón y de allí, Bernardello encara para el arco de Bossio con la defensa absolutamente a contra pierna. El remate del mediocampista leproso se desvía en Faccioli y deja desacomodado a Chiquito. La pelota entra mansa, y así, sin hacer nada, los de Sensini se ponían en ventaja. Enseguida, Salvio cae desplomado en la línea central, y afuera. Ingresa en su lugar Biglieri.
El panorama no pinta bueno, pero Lanús se repone. Centro de Valeri, Sand que la baja y Fritzler que aparece por el segundo palo para poner el empate.
El partido pretendía ser bien jugado. Los dos equipos respetaban la pelota, intentaban hacer un juego vistoso. Y aún con intenciones respetables, las llegadas de peligro no aparecían. Más allá de un tiro libe ejecutado por Sand que arrancó ciertos "uuuuhhhhhh" y algunos remates de media distancia de los de Pablo Granados y Pachu Peña, no hubo chances claras y concretas de gol.
El complemento fue otra cosa. 45 minutos electrizantes, de ida y vuelta, donde los dos equipos buscaron el arco de enfrente, fueron en muchas ocasiones con el corazón en la mano y se entregaron hasta el final.
Lanús arrancó decidido, intentando llevarse el partido. Pero Newell´s no se queda atrás, también quiso ganar y, entonces, se dio un partido que pudo tener errores pero que tuvo la nobleza del querer triunfar desde los dos bandos.
Llegaría a los 10 minutos la ventaja para Lanús. Un gran pase de Salomón, redimiendo en gran parte el error del inicio del juego, para Sand, quien se acomoda, se da vuelta y define con un fuerte derechazo. El sátiro correntino se anotaba así una vez más en la red.
Lo que siguió fue, o al menos se hizo, largo. El Granate tuvo que aguantar mucho. La Lepra buscó el empate con un juego para respetar. Bernardello manejaba los hilos e inquietaba sobre todo con Sperdutti, que tiraba un centro tras otro. A Velázquez le costaba clausurar su sector, ya que el 17 llegaba con el apoyo de Pillud, mientras Maxi contaba con escasa colaboración de Valeri.
El Granate estaba parado de contra. Blanco era el que comandaba con más criterio cada salida rápida. Valeri alternó más malas que buenas, y parece seguir siendo receptor de aplausos por lo sembrado hasta diciembre de 2007. Adelante tampoco aportaba mucho Biglieri, mientras Sand estaba abocado a aguantar la pelota para que el equipo pueda salir del fondo.
Newell´s lo seguía buscando y Lanús lo seguía aguantando. Ledesma ya había ingresado por Valeri para intentar tapar a Sperdutti, pero “El Eduardo” se cerraba mucho y el Grana parecía quedar con un triple cinco.
Llegaría entonces el segundo “Changüi” que daría Lanús. En uno de los tantos embates leprosos, sale un pelotazo para Blanco. Chucky llega justo contra Pillud, pero traba y gana. El 10 empieza con un slalom digno de un Ben Jonson recontra dopado contra el arco de Peratta. 40 metros para él y para Sand en lo que parecía iba a ser un fusilamiento o un gol de esos en los que se elude, se hacen morisquetas, piruetas y el golero queda en un ridículo de esos que no se olvidan. Bueno…nada de eso. Blanco llegó al área embalado y ante la salida de Peratta, le pasa el balón a Sand. Es cierto que la pelota no fue con “LA” precisión, pero el gol estaba servido. Sand comete un error increíble, inexplicable para cualquier jugador y mucho más en un goleador de su talla. Pepe patea al cuerpo de Peratta que llega, y se convierte en héroe. Era partido liquidado, pero terminó siendo partido sufrido.
Luego, Diego González entraría por Salomón, quien estaba bastante cansado y que, vale decirlo, aunque se mandó un moco de aquellos en el gol de la visita, luego se recuperó con el correr de los minutos. El Pulpito le dio un despliegue imprescindible al equipo de Zubeldía.
Y otra vez lo perdería Sand. Un centro de Biglieri en otro contra ataque, encuentra a Pepe con el arco a su disposición tras un rebote, pero el correntino, tal vez con la cabeza comida por el gol marrado anteriormente, manda la pelota por arriba del travesaño.
Lo que quedó fueron todos embates de Newell´s. Centros y centros a la olla, avances, insinuaciones, borbollones en el área. Todo aguantado por Bossio, la figura de la cancha, Viera y Faccioli. Chiquito fue lo mejor de Lanús y hay que decirlo. El puesto parece estar de parabienes por Cabrero y Guidi. Marchesín figura en Jujuy y Chiquito ante la Lepra. Hecho que deja conformismo por las carencias sufridas en la posición, pero que a la vez enciende una luz de alarma.
La defensa Granate en los últimos minutos fue estoica. Como decíamos, con un Bossio que salía y salía, que sacaba con los puños, con Viera y Faccioli con la capocha llena de chichones, con Fritzler y González apenitas unos metros delante de los centrales, y hasta con Sand corriendo de acá para allá en el propio campo. Escondiendo alguna que otra pelota, tirándose un poquito al piso, segundito a segundito pasaban los minutitos, en una actitud que tantas veces les criticamos a los rivales y nos parece justo marcarlo también cuando lo hacen los que tienen la pilcha nuestra. No nos gusta, tal vez lo hagan todos, pero eso no justifica que nosotros también lo hagamos.
Y al final ganó Lanús. Un partido duro, durísimo. Es un buen equipo Newell´s y seguramente hará una buena campaña. El sueño Granate no detiene su marcha, aunque aún falta mucho. Lo que viene es Everton en Chile, y el Granate deberá obtener una victoria para reubicarse en un grupo que lo tiene abajo. Lanús está firme, está bien, está primero y sigue siendo, con justicia, receptor de elogios y admiración.

Por Maximiliano Asurey

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