miércoles, 20 de mayo de 2009

"Huracán es el que mejor juega..."

"... Pero sos puntero por los puntos que sumás". Con su experiencia respalda al piberío y dice que están para repetir lo del campeón con Cabrero. Es autocrítico aunque tira: "No hay arquero que no se coma goles tontos".












Pastore dice que Huracán es el que mejor fútbol ofrece.

-Tiene razón. Coincido plenamente. Es el que mejor juega.

-¿Entonces el primero no es el mejor?

-Sos puntero por los puntos que sumás, no por lo lindo que jugás. Jugar lindo no te garantiza ganar partidos. Godoy Cruz también juega lindo y está a ocho puntos de nosotros. Además, jugar lindo no necesariamente implica jugar bien. Está bárbaro el tiki tiki, pero hay que meterla para ganar. Y Huracán desperdició muchas chances en el torneo. Igual, siempre va a ser más fácil que te vaya bien si la tocás al ras del piso que si le pegás para arriba. Aunque muchos hayan sido campeones sin jugar lindo, como el Boca de Bianchi o el River de Simeone. Eran ordenados, sabían lo que querían.

-¿Cómo jugaba el Lanús campeón?

-Bien. Y en muchos partidos, lindo. En general, se daban las dos cosas.

-¿Y ahora?

-Este Lanús juega lindo. Por momentos es muy vistoso. Pero sobre todo juega bien. Hace tres años y medio que juega bien. Lo de Huracán es reciente, de los últimos cuatro meses.

-¿No puede terminar como Lanús?

-Sí, claro. Dependerá de la continuidad que le den al proyecto. Si se da, seguramente saldrá campeón en poco tiempo. Pero no sé cuáles son sus necesidades económicas. Quizá a mitad de año no puede renovar el préstamo de Bolatti, vende a Pastore, se va Defederico... Y se acabó el asunto: si no los tenés más, el rendimiento no va a ser el mismo. En Lanús hay un trabajo serio de mucho tiempo, de dirigentes que cumplen lo que prometen, y que prometen sin tener que hipotecar el club a la hora de cumplir. Que apuestan por unas Inferiores que responden. Este plantel está nutrido de pibes del club, pero pibes que juegan muy bien. Y que, como los grandes, trabajan tranquilos, porque sólo tienen que preocuparse si el DT los pondrá el domingo... Pero nunca en si se van a encontrar con el bolso en la calle cuando llegan al departamento que les alquila el club porque no le pagaron el alquiler...

-¿Vos peleás por los premios del plantel?

-Con un par de compañeros, también grandes. Y llevamos a algún chico para que vaya aprendiendo, para que se foguée.

-Tienen fama de duros los dirigentes de Lanús.

-Bien ganada. Son duros. Está bien, defienden lo suyo. Y nosotros, lo nuestro. Pero siempre llegamos a un acuerdo. Porque, además de que tenemos una muy buena relación, pedimos premios por conseguir cosas importantes...

-¿Ya arreglaron el premio por salir campeón?

-Está arreglado desde el año pasado... Arreglamos los de toda la temporada.

-¿Arreglaron por ser campeón directamente, y no, por ejemplo, por entrar en la Copa?

-Arreglamos por ser campeón. Apuntamos a eso antes de empezar cada torneo. Sabíamos que seríamos animadores. Nos armamos bien, y a medida que van transcurriendo las fechas te vas ilusionando más. Aparte, sabemos que tenemos plantel para ser campeón. Sin dudas. Somos conscientes, por la cantidad y la calidad de los jugadores que tenemos, que estamos en condiciones de repetir lo de 2007. El otro día jugamos con una defensa nueva y ni se notó. No cambió nada. Todos los que ingresan se acoplan bárbaro al equipo. Y eso es una ventaja.

-¿Qué diferencia hay con el campeón de Cabrero?

-Nos falta un poco para igualar el nivel que mostraba ese equipo. Habría que ajustar unas cositas, pero no estamos lejos. Para nada. De hecho, hoy tenemos la ventaja de saber lo que es estar punteros, manejamos distinto la presión, y nos sobreponemos enseguida de los golpes, de los partidos que perdemos, no nos quedamos maquinando. Y eso es porque sabemos que vamos a estar ahí arriba hasta el final. Lo demostramos en cada cancha que pisamos, porque en todas salimos a jugar igual. Eso nos llevó, por ejemplo, a clasificarnos a la Sudamericana seis fechas antes. Fuimos los únicos. Aunque pasó prácticamente inadvertido.

-Lo que no habrá pasado inadvertido para vos fue la llegada de Caranta...

-No me jodió. Sinceramente. Uno es grande y entiende ciertas cosas, algunas que van más allá de lo futbolístico... Es un año electoral, yo no venía de buenas actuaciones, la gente estaba muy crítica, dolida, y por ahí era normal que los dirigentes, para suavizar, contrataran a otro arquero, en este caso Mauricio. Lo trajeron para que la gente ya no pudiera decirles nada. Pero Caranta vino a competir, no lo impusieron, no dijeron que tiene que atajar él.

-¿Te inquieta o te motiva tenerlo a él en el banco y no a uno de Inferiores?

-Exactamente lo mismo.

-¿Lo mismo?

-Lo mismo.

-¿Y qué te motiva después de tantos años?

-Entrenarme, la mateada, todavía quiero seguir. Yo también me pregunto hasta cuándo voy a jugar, pero no tengo respuesta aún.

-¿Sos mejor o peor arquero que antes?

-Ni mejor ni peor. Tengo más experiencia. Sirve mucho, soluciona cosas. Es lo mejor que tengo como arquero, hoy. Pero, por otro lado, ya no tengo las piernas ni los brazos de hace 15 años. Más allá de que nunca fui un arquero atajador o vistoso, soy más bien sobrio, tranquilo.

-¿Y qué te falta para ganarte a la gente?

-Si me decís que salimos campeones de nuevo pero que a mí me van a seguir diciendo de todo, te lo firmo. Igual, con la gente hoy estoy bárbaro. Disfruto de la relación que tenemos, me siento bien, y la gente se siente bien conmigo. Es un puesto jodido. Por ahí genera que un domingo te quieran y al otro ya no.

-Tienen mucho que ver los goles tontos...

-Boludos, decís.

-Te pasan seguido.

-No creo que se deban a distracciones. Son más bien fatalidades. Mirá, contra Estudiantes, por ejemplo, para no irnos muy lejos... Me quería matar. Venía de tener un rendimiento parejo y hasta de ser figura contra Godoy Cruz. Y con Estudiantes me equivoco... Encima con un saque de arco: yo no saco nunca mal del arco. Y antes de sacar, siempre les digo a mis defensores que marquen, porque está dentro de las posibilidades que saque mal... Bueno, ese día no les dije nada. Y saqué mal. Pero, en 60 metros de ancho que tiene la cancha, justo le emboco a Boselli, y se la pongo en el pie, ¡en el pie! No quiero matarlo, pero para colmo Mauro no la venía metiendo, erraba abajo del arco, y ese día definió como Zamorano. Entonces decís: "Pucha, ¿nunca voy a ligar un poquito?". Soy un arquero sin suerte. Siempre me pega en el palo y entra. Y cada gol tonto que me como, hace que me quiera matar. Aunque la edad te enseña a no quedarte tildado. Igualmente, no conozco arquero que no se coma goles tontos...

Fuente: Diario Olé

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